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Segovia City

Bueno, lo que es «city»… 56 mil habitantes en 2009. Un pueblo, vamos. Muy simpático de ver. Lo compararía con Toledo pero aún no lo he visitado así que no hay lugar para comparaciones. Muchas piedras, callecitas peatonales y estrechas, su plaza céntrica, avenida «comercial» con todo tipo de bancos (excepto el que necesitaba una de mis amigas) y cadenas de restaurantes/comida basura. En pocos pasos hemos visto lo fundamental, y probablemente todo lo de interés: el acueducto, la catedral, un par de iglesias monas y el alcázar. Unos veinte minutos de camino entre el primer sitio y el último.

Bajada de una cuesta después de dejar el coche aparcado. Hostión con un poste bajito por la parte de atrás, ignoro por qué coño no lo quitan, solo sirven para rajar coches y partir rodillas, no creo que compensen como decoración urbana.

¿Qué nos esperaba al final de la cuesta? ¡El famoso acueducto romano de Segovia! Majestuoso y espléndidamente acompañado por un cielo fantástico.

Qué pechá de piedras, ¡y todas distintas! Las encajaron a la perfección, y mira que son deformes.

Al atravesar el acueducto, tenemos una cuca plaza central. A un lado, la oficina de información; al otro, las casitas de la fotografía, con sus establecimientos abajo. Gran crimen: no haber probado el tipiquísimo cochinillo segoviano. Nos decantamos por un telepizza y al final me he sentido un poco mal por no haber probado el plato, ¡pero no caeré en el mismo error a partir de ahora!

Tierna perspectiva pueblerina y del horizonte.

Iglesia de camino a la catedral. Les encantan los arquitos en esta ciudad. Y la verdad es que aportan mucho estilo a las arquitecturas, me gustan.

La catedral de Segovia. Preciosa, magnífica. Lástima que se cargaran estéticamente la puerta principal restaurándola con un tono grisáceo que se mata con el dulce ocre de toda la estructura.

El alcázar. Se me asemeja al castillo este desmontable de Gargamel, el malo de los pitufos, que tenía mi hermano por casa hace miles de años.

Interiores del Alcázar. Fundamentalmente en penumbra, muchos cuadros con reyes y personajes importantes de la época, armaduras de hombres, niños y algún que otro caballo como este. Techos masivamente adornados, como se acostumbra en muchas construcciones señoriales antiguas. La oscuridad no me permitió sacar buenas imágenes pero tampoco destacaba demasiado nada.

Vistas desde dentro del castillo a través de uno de los ventanales en arco. Vaya tela.

Vistas desde otro ventanal. Se ve rápido el interior del alcázar. Al final había una especie de secciones con instrumentos más específicos, como bustos, armas, alguna maqueta, documentos enmarcados, cartas, manuscritos.

Cañonazo que te crió. No veas para mover eso, y unas balas enormes que había que echarles.

Instrucciones de artillería.

Último recorrido de vuelta al coche, dejando atrás una zona más visitada que ha merecido la pena. Un gran día y en buena compañía tanto mejor. Os recomiendo, si os pilla cerca o de paso, parar en Segovia, tiene mucho encanto.

¡Y para casa! Lo dicho: un fin de semana completísimo e idóneo, no sabía ni que lo necesitaba. Ahora, a reunir fuerzas para la semana que comienza.

¡Que la empecéis con buen pie!