Archivo

Posts Tagged ‘Vegas’

Las Vegas II: ¡descubriendo capillas de boda!

Tras visitar los hoteles de Las Vegas, naturalmente mi hermano y yo debíamos tener alguna ocurrencia extraña. ¿Resultado? Lanzarnos a la búsqueda de esas míticas capillas de boda que tanto protagonismo tienen en las películas americanas.

Adelanto que queda confirmado su carácter un tanto cutre y hortero, no por ello menos anecdótico. Es decir, que nos descojonamos vivos viendo unas pocas (¡hay un montón!), de nombres tan ideales como «La Capilla de las Campanas», «La Capilla de las Flores», «Pequeña Capilla de Boda Blanca», «En las Nubes» o «La Capilla de Boda de Cupido» (cubo cerca para vomitar, por favor).

Atención a mis humildes muestra visuales. Comenzaremos con la imagen de la entrada de La Capilla de las Campanas. Bien iluminada ella, no se la vaya a perder ninguna pareja animada que desee consolidar su amor eterno o borrachera romántica. Que no falte la prolongación del mismo edificio en forma de motel con sus puertas rosa chicle a la derecha, que aquí vamos a lo que vamos.

Capilla de las Campanas

Capilla de las Campanas

Seguidamente, ambientación de ensueño para la afortunada pareja. Unas sillas, un par de bancos, un portal, un amago de pasillo techado (o lo que sea) y para qué vamos a poner ni un poco de césped, oigan. En pleno suelo asfaltado.

Cantad conmigo: ¡no somos cutres! ¡No somos cutres!

Cantad conmigo: ¡no somos cutres! ¡No somos cutres!

A continuación, limusinas larguísimas y blanquísimas. Esta, la Capilla de las Flores, me pareció la más normal dentro del panorama.

Capilla de las Flores

Capilla de las Flores

En la Pequeña Capilla de Boda Blanca tiraron la casa por la ventana con este fondo natural.

Siéntanse como en plena naturaleza

Sí, señor. ¡Cataratas del Niáraga, a mí!

La entrada de esta capilla… Bueno, ahí lo dejo. No sería la primera que incorporara un caballo blanco y una carroza como decoración especial.

Un mundo ideal...

Inspirado en la Cenicienta fijo. Con algo de menos presupuesto.

Perdonadme pero el siguiente rincón de amor da más miedo que otra cosa. Y si retiran el cono naranja, a lo mejor alguien se lo piensa. Debería averiguar estadísticas de bodas en estos sitios, siento auténtica curiosidad ahora mismo.

Nidito de... de...

Nidito de… de…

Por favor, que no falte luminosidad barata ni cursilería antiestética, incluyendo un planísimo suelo verde para completar la escena, no se vaya a echar de menos un césped de verdad. Pero bueno, mejor que el asfalto es.

¿Quién

¿Quién no tiene ganas de casarse mirando esto?

Antes de entrar a la sección previa, obviamente el pasillo estaba acondicionado para la ocasión. Un coche rosa. Muy rosa. Un techo repleto de angelitos en un cielo estrellado, columnas, fondo verde e idílico, otro caballito por allí detrás. Ay, espera, que me sangra un ojo.

Se me enamora el alma, se me enamora.

Se me enamora el alma, se me enamora.

Culminaremos, cómo no, con una especie de… ¿Elvis? Esperando con una amplia sonrisa a los valientes.

bop

Si está Elvis en la puerta, nada puede salir mal

Espero que el post os haya entretenido (no se le pueden añadir más objetivos que este). ¡Seguiremos informando de yanquiladas! Feliz semana, y casaos con precaución 🙂

Las Vegas I: ¡visitando los hoteles!

Hotel Encore, Vegas, Nevada

Hotel Encore, Vegas, Nevada

Este ha sido un mes movidito. Tras una visita a mi Jerez natal del 1 al 11 de octubre, boda incluida de una amiga pasando de vuelta por Madrid; mi hermano mayor, Víctor, llegó de visita a California el día 14 y se quedó hasta el 22, lo que me permitió tanto redescubrir el encanto de San Diego, donde resido, como convencerme del todo de que Las Vegas es el destino más emblemático en el que he estado en California-Nevada por ahora. Veremos si baja de puesto el día que visite el Cañón del Colorado.

Sí, Las Vegas es un espacio diferente a todo lo que haya visto antes. Si el turismo en este país ya me parece que tiende hacia el espectáculo y las vistas naturales, dejando el carácter histórico para el resto de continentes, Las Vegas supone el máximo exponente del concepto, inventado por mí misma así a bote pronto, «ciudad-show».

Así pues, dos noches pasamos mi hermano, al que podéis conocer visitando su canal de Youtube Víctor Amarillo, y yo en este majestuoso espejismo en medio del desierto creado para tragarse el dinero. Por suerte, ya que normalmente los visitantes se gastan la pasta en los casinos y eventos variados (conciertos, cabarés, salas de streaptease y un largo etcétera), el alojamiento se puede conseguir a un precio bastante asequible. Nosotros nos quedamos concretamente en el Rodeway Inn Convention Center, que pertenece a una cadena, por unos 20 dólares por noche y por persona. Desayuno incluido al reservar con booking.com. En otra página intermediaria no lo ofrecían, por eso lo recalco (guiño, guiño, amantes de las comidas incluidas).

La localización del hotel/motel se encuentra al norte de Las Vegas Blvd, popularmente llamada «The Strip», la calle de Las Vegas con todo el meollo. Recomiendo total y absolutamente recorrerla por la noche para gozar al máximo del exterior de los hoteles. Lo he disfrutado aún más que en mi primera visita a Las Vegas el pasado diciembre porque yo he sido la que guiaba esta segunda vez, lo que te hace darte mucha más cuenta de cómo está todo montado y dónde está cada cosa. Sin más dilación, os enseño los hoteles más relevantes visualmente:

En primer lugar, aunque la imagen no le haga honor ninguno por desgracia, el Venetian. Maravilloso por fuera…

Venetian Hotel, Vegas

Hotel Venetian, Vegas.

…Y por dentro con su mini-Venecia. Sin duda alguna, la ambientación interior de este hotel es la mejor de la ciudad. No solo cuenta con la arquitectura correspondiente y con góndolas y gondoleros que hasta cantan sino que incluso nos cruzamos con unos actores disfrazados dedicándole una ópera al público.

Mini-Venecia, hotel Venetian, Vegas

Mini-Venecia, hotel Venetian, Vegas

Seguidamente, el Bellagio, con su espectáculo de agua, luces y música diario. Lo lanzan cada media hora de 15:00 a 20:00 y cada quince minutos de 20:00 a medianoche. ¡Como para perdérselo!

Hotel Bellagio, Vegas

Hotel Bellagio, Vegas (foto de Víctor Amarillo)

Fue un momento épico además porque dio la casualidad de que, cuando nos pasamos por allí, pusieron la canción I’m proud to be an American («Me siento orgulloso de ser americano»), de Lee Greenwood. ¡Patriotismo a tope! Podéis escucharla haciendo click aquí.

A continuación, de izquierda a derecha, repetimos el Bellagio, esta vez de día; pasamos por el Caesar’s Palace (bueno, por uno de sus edificios, porque el conjunto es inmenso) y culminamos con el París en el otro extremo, que también tiene un mini-París dentro, aunque no le llega ni a la suela de los zapatos a la mini-Venecia. Todo hay que decirlo: la torre Eiffel, tanto esta versión como la auténtica, por la noche es preciosa pero por el día es un amasijo de metal sin nada de magia, sinceramente.

Bellagio, Caesar's Palace y París

Bellagio, Caesar’s Palace y París

Ahora, perspectiva nocturna más amplia del Caesar’s Palace. Sí, es así de enorme, todo lo que veis le pertenece. Y no he podido incluir el panteón que tiene por entrada por encontrarse más profundo, que si no…

Caesar's Palace, Vegas

Caesar’s Palace, Vegas

Para variar, una pizca de casino en el que se incita a los visitantes a «ganar un coche», en el hotel Mirage. No mostraré más casinos porque, sinceramente, una vez entras en uno, ya los has visto todos. Y son efectivamente como en las películas, con sus mesas de cartas, sus ruletas y sus tropecientas tragaperras, delante de las cuales no faltan las típicas señoras mayores (realmente avanzadas de edad algunas) tentando a la suerte con cara solemne.

Casino del hotel Mirage, Vegas

Casino del hotel Mirage, Vegas

Luego, el hotel Treasure Island, en cuya entrada ofrece un par de barcos de tamaño considerable. Pongo uno de ellos como muestra.

Hotel Treasure Island, Vegas

Hotel Treasure Island, Vegas

El Excalibur, que me encanta con su rollo medieval.

Hotel Excalibur, Vegas

Hotel Excalibur, Vegas

El New York New York, con una fachada impresionante: la del fondo de la imagen con los edificios cada uno de su padre y de su madre pero pegados, y la estatua de la libertad a la izquierda. También dispone de una montaña rusa y de un diminuto Nueva York en su interior, en el que nos jactamos de toparnos de cabeza con el restaurante de estilo español «Gonzalez y Gonzalez» (nuestro primer apellido), toma castaña. No puedo decir cómo estará, no lo probamos, pero fue gracioso.

Hotel New York New York, Vegas

Hotel New York New York, Vegas

Finalmente, el Luxor, el hotel egipcio a cuya pirámide le precede una esfinge del copón que no llegué a fotografiar y por lo visto mi hermano tampoco. Nada que no resuelva Google para que adoptéis una rápida impresión. Obviamente recomiendo presenciar estas maravillas en persona, no hay color. Por cierto, visita obligada al interior de este hotel. La decoración es genial.

Hotel Luxor, Vegas

Hotel Luxor, Vegas

Que conste que me costó lo mío que me cupiera cada escena deseada en las fotografías, no es tan fácil como parece, ¡estos hoteles son mastodónticos! Así que, aunque yo me haya afanado en cuadrarlos, personalmente os animo al cien por cien a intentar disfrutar de ellos sin estar muy pendiente de la cámara.

Para terminar, cartel mítico  de «Bienvenido a Las Vegas» a la entrada de The Strip, al sur de la calle.

Mi hermano Víctor Amarillo y yo con el cartelón de Las Vegas

Mi hermano y yo con el cartelón de Las Vegas

Resumiendo, solo con recorrer Las Vegas Blvd o «The Strip» veréis todos estos hoteles por fuera, entre otros. Y debéis ver por dentro, sí o sí, el Venetian y el Luxor. A partir de ahí, el París, el New York y el Excalibur tienen ambientaciones más reducidas y el resto de los hoteles mencionados si acaso ofrecen algo de decoración en la entrada pero ninguna locura.

Por lo demás, y recalcando que este post se basa en mi punto de vista (no soy una guía turística), si os gustan las tiendas, también os toparéis con ellas por doquier. Y si os interesa algún tipo de evento o cantante que frecuente Las Vegas, consultad fechas y precios antes de visitar la ciudad para matar dos pájaros de un tiro. Bastantes famosos dan conciertos allí.

¡Ah! Y hay muchas opciones para comer. Escogimos el bufé del Bellagio para un almuerzo. Siendo lunes, costó unos 24 dólares, aunque creo que no varía mucho en fin de semana. Para cenar, pedían 34 dólares. Varios hoteles ofrecen bufés y los precios son parecidos. Es apañado y mola probar, la verdad.

En la segunda parte de mi relato sobre Las Vegas os traeré un mundo anecdótico como pocos: ¡¡las capillas de boda!! Nos vemos pronto ;).