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Prácticas (II)


Sí, solo llevo tres días, pero me da la sensación de que voy a aprender bastante.

Cuando tienes una responsabilidad mayor que la de ir a clase y hacer tu vida universitaria, te cambia un poco la perspectiva. Se te va la fiebre festiva (también es que estaba un poco cansada de ella), tienes un horario diario mucho más marcado, has de acostumbrarte a madrugar y a organizarte bastante mejor para poder hacer todos los deberes y a la vez cumplir con esa pequeña parte de ocio que te da la vida…

Reduces las horas de sueño, porque no hay más remedio, porque si no no hay de dónde coger para sentirse satisfecha de la jornada, tanto de la parte currante-productiva como psico-autorrealizativa (porque aunque solo sea ver media película o leer un capitulillo de un libro ya hace de un día algo más humano que si solo se ha dedicado a las obligaciones, por muy placenteras que sean).

Entonces llega la noche y esta rutina circadiana te demuestra que no está mal, no está nada mal, porque tienes sueño cuando corresponde tenerlo, porque has comido a las horas normales y corrientes, porque has aprovechado el día en todos los sentidos.

Y porque se te abre un nuevo horizonte, una aventura. Escribir. Escribir mucho, más que nunca. Tirarte la mitad del día escribiendo prácticamente, y en la otra mitad entra tanto no escribir como dormir cuantitativamente, así que reafirmo que se escribe mogollón. Escribir de temas que ni te habías imaginado en realidad, como son manualidades y padres. Inventar y retroalimentarse de pequeñas o grandes florituras materiales hechas por gente muy manitas sobre las que nunca se te habría ocurrido redactar algo, como la fabricación de jabones caseros. Suena bien y todo, dan ganas de hacerlos.

O de padres. Hijos, psicología infantil y adolescente, cumpleaños, alimentación, embarazo, juegos, consejos. Tono siempre ameno, coloquial, nunca conflictivo, siempre buscando la simpatía, el aplauso, la contribución (con lo que me tira a mí ponerme a rajar), la participación de miles de foreras pendientes a diario de tus publicaciones (y de todos los demás redactores, claro).

Y cuando al principio te parece complicado, incluso contradictorio, estar día a día agradando a los demás, enseguida te das cuenta de que con ciertos temas y asumiendo el rol, se hace de forma prácticamente automática. Adquieres ese papel, adoptas ese tono, y vas viendo los resultados, observando tus responsabilidades y posibilidades, aprendiendo cosas, experimentando los tintes de tu «primer trabajo». Asimilando a su vez, por supuesto, las críticas, las correcciones.

Ver en Facebook que a más de 200 personas «les gusta» tu post en el foro sobre el sedentarismo y el deporte que hacen los niños. Sentirte agradecida porque eres consciente, al menos por el momento, de que te gusta el ambiente de trabajo, Tu Ambiente De Trabajo. Son palabras fuertes, ¿eh? Vale, para el que lleve toda su vida será una tontada, pero para el que está empezando es otro mundo, otra mentalidad.

Y hablas de decoupage, que antes no sabías ni lo que era, creas mundos de fantasía con cartonaje, hablas de padres e hijos como si tú misma los tuvieras porque te metes en su piel y, en ocasiones, si tienes un hueco, vuelves a tu realidad más cercana para publicar en un huequito de ocio un post de alguna película, exposición, novela…

Te iluminas porque ves que no todo el mayor goce está en lo trascendental, ese universo tan hipotético y excepcional en el que tienen que darse demasiadas circunstancias simultáneas como para experimentar las cosquillas de una levísima disposición y capacidad intelectual más allá de lo típico. Te sientes alumbrado ante el descubrimiento de que esa sensación también se halla de repente en las cosas más simples y que antes calificabas de «chorradas».

Finalmente, te acuestas cansada pero contenta, porque al día siguiente vas a volver a hacer lo que más te gusta en la vida: escribir. Y antes de eso, otra de las cosas que más disfrutas: ¡desayunar pan con Philadelphia! :D.

  1. noviembre 25, 2010 a las 12:37 pm

    Vaya, veo que lo has cogido con ganas, me alegro de que no te esté costando aterrizar en la vida real en lugar de la trasnochadora con malos hábitos que tanto nos gusta XD

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